jueves, 25 de junio de 2009

La Revolucionaria


Soy una curranta,
que no te quepa duda
(apenas llego a finales)
y por mucho que folle,
la mayoría lo hace,
o casi, y lo ocultan
en su asquerosa
privacidad.
Y eso no me quita
ni una pizca de glamour,
que es al que aspiro:
barato, simple, lujo
democrático, parodia
kitch de otro
lujo que deseo
destruir, porque
aunque no pase de ser
una santa de pacotilla
cuyo milagro más sonado
sea la menstruación,
soy muy leída, y no
soporto el abuso.
Y puede que un día
tú cojas un fusil,
guapísimo estudiante
de ciencias políticas,
y yo el pintalabios
más rojo, único
color que nos une,
y en medio de esta orgía
salgamos a la calle
a cargarnos a todas
esas infantas
y ricachonas
que se quedan con lo nuestro.
Soy mala-malísima
en estas cosas, una esteta
de la Revolución.
Pero no la concibo
si no hay baile, vino,
ni espuma. Ni un chico
como tú, que me tome
en medio del asalto,
(tus manos de pirata
me hacen llorar)
ni que luego no haya
un espacio donde
las santas, las diablas,
y los demás pervertidos
también cocinemos
esa gelatina misteriosa
en la que nadaremos
tod@s.

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