viernes, 26 de junio de 2009

La Apenada


Murió
Michael,
estoy consternada,
porque yo hubiera
querido ser él
(Latoya no,
mi desnudez
es más fina;
Janet no,
mi voz
es de escándalo.
Los hermanitos pobres
y los hermanitos ricos).
Yo hubiera querido
ser Michael Jackson,
o una Micaela
Yaksan,
los primeros cyborgs
de nuestra historia.
Pero desde mi puchero
y mi llagas
abiertas de santa,
espatarrada
y rodeada
de mis antiguos discos,
oraré por ti
yo que no creo en nada
más que en la tecnología,
la ecología, la revolución,
canciones horteras
que me hacen soñar,
una estrella más
en las paredes
de mi cuarto
(mi particular
e intrasferible
paseo de la fama).
Y te encenderé, como Lola,
la bruja televisiva,
unas velas negras,
porque las velas negras
son siempre blancas,
y te cantaré
Who's Lovin you,
con mi voz de carajillera,
yo que no soy otra
que la Terremoto de Alcorcón
de la poesía española,
hoy matada de espanto
y con pena, pero no tanta.

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