lunes, 19 de octubre de 2009

La Ninfa


Yo quiero
ser besada
por un aire,
volverme
chopo, negro
tronco de higuera,
florecer ante el diablo
como hacen las brevas
poco antes de ofrecerse
a la boca que las comerá.

viernes, 16 de octubre de 2009

La Piedra


Sí,
yo también
guardo una obsidiana
negra y reluciente
en el pecho. Hay días
que se me pulveriza
y adoquina las calles
con su mínima presencia.
Ahí va la santa, como
una leprosa, dejando
restos de sí misma
para que los pájaros
de Hansel y Gretel
se los coman. Sí,
yo también vuelo
y arrebato las gemas
que otros dejan
a su paso. Puedes
llamarme cuerva,
preciarte de que oyes
que te digo Nunca más,
como Poe, ya hace tanto
enterrado en la nieve.
Nunca más, nunca más,
repito colgada
de la rama negra
de un árbol retorcido.
No te confundas: estoy
como una elfa de sangre
columpiándome contra
la posibilidad de lo real.
Como juego, como canción,
como piedra hecha casa,
como piedra hecha lengua,
un golpe delicioso
que vuelve la dispersión
su tierno fundamento.

jueves, 15 de octubre de 2009

La Trenza


No a la claridad.
No la claridad,
así como la luz
y su influencia
blanca, definida:
no la claridad, lo
redondo como
piedra pulida
de río, una gota
de agua, la tendencia
natural a la esfera,
cuando también
es posible en eso
ocultar: he estado
ausente, asimilada
en tierra arbórea,
su amarillo contra
negro, su entropía
húmeda, leyendo ávida
esas hojas y más,
poesía clara, indiscutible.
No la claridad: a veces
la desmaterialización,
sí a la desmaterialización,
hundir dedos en el humus,
bellotas caídas, lagunas
y patos azules -hunden
su cabeza en el hielo
extrayendo el nutriente,
musgo sin otra capacidad
que la de entregarse.
Así me entrego, desprovista
de forma, camuflada
contra el ramaje, no
hablando, no
explicando, parecida
a un nido, trenzada
con miles de filamentos.

miércoles, 7 de octubre de 2009

La Transfigurada

No ves
el púrpura,
la hoja o fruto
que no existe
y que aún así
cae,
con murmullo
de mutar:
metamorfosis,
o mentira.
Gemma o gama
de piedra rota,
hecha mosaico,
la fricción
que hace
de chispa otra
hoguera,
o ceniza,
sobre todo lo gris,
el polvo levitando
cuando uno
sopla, más
aire,
viento
escaso.
No ves
mi dolor.
Estoy ahora
en una especie
de barro
donde el rojo
que se asoma
es insinuación
de labio.
Estoy ahora
en el pacto mismo
de la transfiguración.
Algo nacerá
de la sola palabra.
Sangro
ahora,
y no es llover.

martes, 6 de octubre de 2009

La Selectiva


Me gustan grandes.
Eso de que una no se fija
-mirada cuadrada, honesta
o compulsiva- es falso,
al menos
sí miro de soslayo, disimuladamente
(o a veces no)
los paquetes, como si se trataran
de un misterio, que yo
Indiana Jones, nombre femenino,
debiera descubir. Pueden
repudiarme, pero
es la pura verdad.
Alguien me dijo
que yo estaba trastornada por eso,
que no hago más que hablar
de aquello, como si también
los que se llenaran
la boca de metafísica, rabia, celos,
o de cosas sin importancia
como la hoja de la morera,
gastando libros y libros
micro o macro poemas,
no aburrieran. ¡El sexo
no es una emfermedad, coño!
Me gustan largas y gordas,
que me partan en dos,
más lo segundo que lo primero.
A más de uno le he subido
los pantalones, y le he dicho,
guapo, si quieres
hablamos de poesía, pero
si me vas a tentar
que sea en tono mayor.
Pueden tirarme piedras.
(Quizás sea bollera
en el fondo, y piense
como hombre, cuando
ellos miran otro
tipo de generosidades. Yo
casi no tengo tetas,
pero tengo culo. Algunos
lo agradecen, otros
no llaman más. Yo he subido
pantalones, y a veces
me como 3 platos de chococrispis
esperando que suene el teléfono).
Ley de compensaciones.
Aparte a quién le interesa
lo que una santa contemporánea
opine sobre la poesía.
Además el chico del metro
se levantó con su armagedón
y me ha dejado colgada
de su pantalón de chándal.

viernes, 2 de octubre de 2009

La Asqueada


Tengo asco
de mi
rabia,
mi violencia
explícita
e implícita,
sirena
o kraken,
unicornia
o arpía:
Si con el
mismo
ímpetu
de flasfemar
y de rascar
con los huesos
de los dedos
la tierra,
sal o ceniza,
de dar el golpe
a quien amo,
si con ese
impulso
obrara bien
y mejor que bien,
entonces, mundo,
entonces libra,
entonces aire
y su respiro,
y el sol
como una
palabra,
alumbrándonos
desde dentro,
peces negros
de los manglares
nadando
a ese punto
donde una estrella
-la de luz
y la de estrellarse-
es simplemente
un insecto.

jueves, 1 de octubre de 2009

La Consoladora


Piolín,
quieres que te diga algo,
mientras coses y descoses
tu boca de ángel del Giotto,
porque estás triste. Yo quisiera
decirte que eres un pez-gallo,
la constelación del pavo real,
un sestercio, un carrete de hilo
color calipso, cosas que se me vienen
a mi cabeza descocada
porque soy santa y hago milagros
con el lenguaje (aunque tú
no lo entiendas). Pero sabes
que lo hago por ti y en ello
te regocijas, y te vuelves blando
como un algodón de azúcar,
chaval de nata montada, brillante
como un zapato de Manolo
Blahnik, o un cinturón de Bulgari.
No lo entiendes, pero ves algo
que reverbera y lo cojes
con tu mano de niña, y lo guardas
en tu bolsillo porque así
me lo haz pedido, guapo. Que nadie
rompa tu corazón de nuevo: sé
que te enteras de esto último,
y que ya vendrás de tu tienda
a pasearte por mi cyber:
"Gemma, léemelo otra vez",
y habrás olvidado un poco
a ese imbécil pichafloja.