viernes, 2 de octubre de 2009

La Asqueada


Tengo asco
de mi
rabia,
mi violencia
explícita
e implícita,
sirena
o kraken,
unicornia
o arpía:
Si con el
mismo
ímpetu
de flasfemar
y de rascar
con los huesos
de los dedos
la tierra,
sal o ceniza,
de dar el golpe
a quien amo,
si con ese
impulso
obrara bien
y mejor que bien,
entonces, mundo,
entonces libra,
entonces aire
y su respiro,
y el sol
como una
palabra,
alumbrándonos
desde dentro,
peces negros
de los manglares
nadando
a ese punto
donde una estrella
-la de luz
y la de estrellarse-
es simplemente
un insecto.

1 comentario:

  1. Yo siento asco a menudo, pero no me lo quedo para mí: tener, que lo tengan otros.

    No sé si has respondido a mis comentarios anteriores. No he visto si hay respuesta de tu parte, ni quiero verla si la hay, porque me das algo de miedo, pero sobre todo porque quiero ser güeno (tal vez me dé miedo a mí mismo).

    Seré crítico, eso sí: aunque aceptable, mejorable el poema.

    ResponderEliminar