miércoles, 30 de septiembre de 2009

La Polilla


No somos
políticamente más incorrectas
cuanto más chorreadas, espatarradas
estemos (o ebrias), góticas de medianoche,
cuasi-modelos poniendo morritos
ante a la cámara, mirándonos
el ombligo frente a la nevera,
imitando el lenguaje machito
del sexo, drogas y rock and roll.
Nos quieren así, eternas groupies,
estrellas porno de la literatura,
pero en el fondo quieren que les hagamos
la cama, le pongamos un plato
en la mesa, hombres inútiles, sacos
de huevos, poetitas de mierda. Yo
soy más que eso, aunque sé que yo misma
soy la primera que lame la mano
que me da de comer. En defensa propia
tengo que decir que lamo todo, eso y más
y que en esa fuga está mi conflicto
y desde luego mi lucha. Soy Gemma Galgani,
yo me peleo diariamente con el diablo,
moriré antes de cumplir 25,
tengo una rabia rosa que me impide ladrar,
y susurro por la blogaxia como una gusana
de seda, casi siempre capulla,
y futura polilla.

martes, 29 de septiembre de 2009

La Profética


Nos vacunarán
a todas
y nos matarán
de aquello
que prentenden
curar.

lunes, 28 de septiembre de 2009

La Atrapada


Que no se note
la tromba
y que las goteras
me anegan,
pero desde el interior
de este pez.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

La Insomne


Después
de
acostarme
paso
24
horas
contando
ovejas.

martes, 22 de septiembre de 2009

La Gorda


Seca,
como la paja del espantapájaros,
me quisieras tú, Danaus,
que haz hecho de la anorexia
una forma de sinceridad.
No quiero frivolizar con eso, linda,
pero tú no paras de hacerlo. Estás
delgadísima. Miras de reojo
mi culo que abulta más que de costumbre.
Me regalaron bombones. Me los comí
todos. Si pudiera haber lamido
la caja hasta sacarle las letras
también lo hubiera hecho. Que yo
aplaco mis frustraciones con chocolate,
eso está claro, Danaus, y que debiera
ser pija y vegetariana como tú,
probablemente es cierto. Pero mírate,
mujer, tú también aplacas tus secretos
sin comer. Eso no es sano. Y vas
y con tu hermosa boca me dices
que para enferma yo, que no paro
de hablar de caca, culo, pedo, pis;
que soy una pervertida, una vergüenza
para todo el santoral. No llegaremos
a acuerdo, al menos no es
falta de sexo lo mío: es estar sola
como moneda sobre el ojo de un muerto,
es querer escribir más y mejor
y no me resulta. Tú hablas y hablas;
para ti la visión holística: bebes oro líquido,
crees en la teoría del caos y el aleteo
de la mariposa (que eres tú, por cierto):
cuando vas al váter debes perder
una fortuna. Cómo es que somos amigas,
me pregunto, porque cuando abres
tus alas y aparece la cara
de una lechuza voraz, me doy cuenta
de lo rata que soy, del respeto
que me inspiran tus garras, tu encantador
acento que me seduce y me enternece, o sssea.

lunes, 21 de septiembre de 2009

La Crítica


Espacios progres
absolutamente controlados,
falsas disidencias,
agitadores de mentira,
microfascistas del espectáculo,
católicos abiertos y comprensivos,
(la piedad ante todo),
dictaduras tiernas consensuadas,
falsa izquierda en la aceptación
de nuestro pedazo de hueso,
(¡Que nos han dado un hueso,
que nos han dejado un hueso!
Hacer cola y chuparlo
uno a uno).
No de Pluto ni de Goofy
pero igualmente Disney.
Inclusiones negociadas,
exclusiones sugeridas
en el pequeño círculo
de legitimación:
para ser radicales, amiguitos,
nada mejor que la marca.
Yo soy una simple milagrosa
que lee y sufre como la que más
y que no precisa ni del nombre.
Ya decía san Foucault que el poder
es lucha de poder en este
convento y también fuera.
Si no me das la llave de tu celda,
no prentenderás que yo te abra
libremente la puerta mis botas,
oh ingenuo monaguillo.

viernes, 18 de septiembre de 2009

La Invisible


Intrigada por la onomástica,
me quedo agazapada como un trozo
de corcho, en tono contralto modulando
como te llamas tú, guapo; no sabes
cómo me ponen los nombres vascos
(yo que brillo igual que una gema de bisutería)
Dije corcho porque necesaria lo justo
para tapar una botella, así te tapo a ti
con lo que queda de mi gloria, y te quedo pequeña
cuando te corres encima mío, y es nieve
radioactiva, lluvia ácida, lo que contamina
mi cuerpo invisible haciéndolo visible.

jueves, 17 de septiembre de 2009

La Enamorada


Ethel,
una amiga mía del verano,
es ecuatoriana, canta rancheras
de México lindo y querido,
aunque vive en los madriles
como inmigranta que es.
Bellísima -de las que dan envidia-
canta en bares y bodas, y está
locamente enamorada
del subcomandante Marcos.
No le ha visto la cara -como ninguna
ni nadie en el mundo- sólo
se queda con sus ojos asomándose
por la abertura del pasamontañas,
su pipa gloriosa y revolucionaria
que aparece en periódicos o internet.
Ella lo mandó a imprimir
en una enorme camiseta
con la que duerme por las noches
para sentirlo junto a su pecho.
Y llora y llora, como ella misma
suele cantar, en ecuato-mexicano,
destrozada, imposible, golosa
con su imaginación de artista.
Porque va vestido de guerrillero,
porque ella es roja y lo entiende todo,
aunque gana apenas para enviar algunos
euros a su casa, allá a Guayaquil.
Y, no les miento, de verdad está
que revienta, y le salen pájaros
que sobrevuelan Chiapas o lo
que queda de Chiapas, como lo
que queda de su corazón, cantando
esto es escandaloso, es tan vergonzoso
no saber amar. Así en bolero.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

La Dolorida

El oleaje
revienta en mi cabeza,
pero por dentro.
Las medusas tóxicas
cuyos tentáculos cortados
por Perseo se llenan
de moscas en la orilla
a su vez se pudren
y son pisadas por los bañitas
al interior de mi cabeza.
Si un voyeaurista se masturba
escondido tras la duna
mientras la pareja cuenta
diamantes, pequeños ojos
de peces blancos, y una orina
investida de milagro
en medio del anochecer, todo eso
decanta y hace barro
al interior de mi cabeza.
Lo que queda de un castillo
de arena, se resume en otra
estructura del horizonte,
como es un enorme
barco de mercancías.
No es tentación, pero una gaviota
caza su merienda zambulléndose
al interior de mi cabeza.
En el océano burbujea
un analgésico efervescente.

martes, 15 de septiembre de 2009

La Real


Todas se preguntan
qué hice, cómo, causas
que me aburre contar.
La experiencia de un verano
es tan blanca como un libro.
Tengo los ojos llenos de arena.
Soy Gemma Galgani.
No me pregunten qué hago acá.
Se han roto mis zapatos de baile.
No es frivolidad, chocho querido.
No es libertinaje. Sólo es astucia.
Supervivencia. Sumatoria
de cuerpos contra una idea
errónea de orgía. Esto no es acción,
guapa: es desacato. Quién te dijo
que la playa es metáfora,
si el polvo de ahí es tan verídico
como la mismísima estrella
de la enunciación: soy Gemma Galgani.
Me follé a 3 chicos en un éxtasis real.
Me rompieron el pecho 3 veces,
y Ovidio no fue más bueno que Propercio.
Ambos tenían un nabo acorde
a la media nortina. Fui totalmente griega
aunque sea italiana cautiva en un hojal.
Virgilio leía a Zukofsky y a Reznikoff.
Qué lata de chico, aunque ladraba de miedo.
La pose sexual más caliente
fue la del haikú. Estoy chorreando
como una madreselva. Si te soy sincera
estoy hasta aquí de que me paren por la calle,
y me digan Gemma, sángrame algo
y revela tu verdadera soledad.


lunes, 14 de septiembre de 2009

La Gloria


He regresado
en gloria y majestad,
bordada de lugares comunes,
clichés que estrellan el espacio
de productos baratos y de postales
que me hacen rechinar los dientes
con su edulcorada resistencia.
Descansada, atormentada,
meditabunda y rabiosa he llegado
para enrostrarles mi amor, mis celos
y hacer globos enormes con chicle rosa
que exploten con el maravilloso
sonido de la interjección:
Ah, uh, ay, yes, pum, pam, bang,
bang, como dice mi querida Nancy,
my Baby shoot me down. Yo
(en este aburrido convento medieval)
hice de todo, y sentí mi cuerpo
deslizarse por la ralladora de queso
cayendo sobre el tedio como nieve,
la purpurina de las mariposas
entre los dedos de un convicto.
Así me tienen, convicta, dudosa,
santa que relincha al sol de la normalidad,
con mi corazón eternamente roto,
cruzado por espinas y una llama
de litio, que me vuelve hermosa,
milagrosa, dura, políticamente
inmune a la maldad. En todo caso
no te creas que me he pasado
el verano en este inútil misticismo.
Lás páginas se me han pegado
a la lengua, y un sonido parecido
al de un melón que se parte
contra el suelo fue mi ojo
comiéndoselo todo, y echándolo luego
afuera (otras formas de milagro):
algunos besos, algún maquillaje,
algún golpe bien dado
y un agua mineral frío y geográfico
escondido en el bolso.