miércoles, 17 de junio de 2009

La Cursi


Estoy harta
de la sutileza.
Aquí frente a la pantalla
del cyber donde curro,
sonriendo a los chavales
y a sus paquetes veraniegos,
en realidad quisiera
ser una cursi,
decir cuenta rosa
de plástico fino,
nácar, Zarowsky,
boa constrictor.
Pero de plumas, claro,
de plumas brillantes.
Quisiera ser choni
chandalera, poligonera
(que es una cursilería
menos refinada)
Quisiera lecturas
primordiales. Porque,
que no te quepa duda,
soy cultísima, una
doctora cyberespacial,
una sabelotodo
o sabelonada (que es
a estas alturas lo mismo,
aunque apenas terminé
el bachillerato). En fin,
quisiera ser barroca,
una dama de salón,
gongoriana, y aún
así sonrío, buenos
días, majo, tu monitor
es ése, y el calor,
me hace lasciva,
qué guapo ese cerdo,
y leo el vibrar
del aire acondicionado,
la industria,
del tedio. No
más tedio. No
más tedio. Te
lo juro. Ya
no quiero más.
Cuando él viene
hundo
un dedo
aquí. Una
perla
rueda
a la calle.

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