jueves, 17 de septiembre de 2009

La Enamorada


Ethel,
una amiga mía del verano,
es ecuatoriana, canta rancheras
de México lindo y querido,
aunque vive en los madriles
como inmigranta que es.
Bellísima -de las que dan envidia-
canta en bares y bodas, y está
locamente enamorada
del subcomandante Marcos.
No le ha visto la cara -como ninguna
ni nadie en el mundo- sólo
se queda con sus ojos asomándose
por la abertura del pasamontañas,
su pipa gloriosa y revolucionaria
que aparece en periódicos o internet.
Ella lo mandó a imprimir
en una enorme camiseta
con la que duerme por las noches
para sentirlo junto a su pecho.
Y llora y llora, como ella misma
suele cantar, en ecuato-mexicano,
destrozada, imposible, golosa
con su imaginación de artista.
Porque va vestido de guerrillero,
porque ella es roja y lo entiende todo,
aunque gana apenas para enviar algunos
euros a su casa, allá a Guayaquil.
Y, no les miento, de verdad está
que revienta, y le salen pájaros
que sobrevuelan Chiapas o lo
que queda de Chiapas, como lo
que queda de su corazón, cantando
esto es escandaloso, es tan vergonzoso
no saber amar. Así en bolero.

3 comentarios:

  1. Amar es lo más sencillo que hay. Por lo menos a Adolfo González -yo no le conozco- le resulta instintivo. Hace una semana se rapó la cabeza como un comandante y, pese a ello, no ha perdido la fuerza como Sansón con Dalila, sino al contrario: ha ganado. Su Ethel ha vuelto a ser una bellísima limpiadora pelirroja-de las que también dan envidia-y el pequeño sinverguenza es muy capaz de quererla cada día un poco más. La verdad es que le venía bien al chico, que estaba un poco acelerado y falto de cariño últimamente.

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  2. Oh, bello Adolfo:

    Te agradezco que asomes lo que queda de tu caballera a este santuario hortera y banal. Loado tú, que amas, y que tienes una ganancia en lo que creías perdido. Loados los amantes y su maravilloso láudano. No te aceleres:

    La Estigmada

    GEMMA

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  3. Sin pisar el acelerador, Gemma, y con todo mi agradecimiento y respeto: no me gusta que me llames bello. Sin conocerme de nada (¿o me conoces?) me suena a burla, a ironía, a recochineo. Y yo soy una persona seria... Llámame Adolfo a secas, por favor.

    Es un placer comentarte alguna cosa de vez en cuando.

    Decirte que no me parece tu espacio ni hortera ni banal, ni santuario... Pero es, entre los blogs, de lo más original y simpático que he visto.

    Loada sea tu cínica gracia.

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