
No somos
políticamente más incorrectas
cuanto más chorreadas, espatarradas
estemos (o ebrias), góticas de medianoche,
cuasi-modelos poniendo morritos
ante a la cámara, mirándonos
el ombligo frente a la nevera,
imitando el lenguaje machito
del sexo, drogas y rock and roll.
Nos quieren así, eternas groupies,
estrellas porno de la literatura,
pero en el fondo quieren que les hagamos
la cama, le pongamos un plato
en la mesa, hombres inútiles, sacos
de huevos, poetitas de mierda. Yo
soy más que eso, aunque sé que yo misma
soy la primera que lame la mano
que me da de comer. En defensa propia
tengo que decir que lamo todo, eso y más
y que en esa fuga está mi conflicto
y desde luego mi lucha. Soy Gemma Galgani,
yo me peleo diariamente con el diablo,
moriré antes de cumplir 25,
tengo una rabia rosa que me impide ladrar,
y susurro por la blogaxia como una gusana
de seda, casi siempre capulla,
y futura polilla.