lunes, 20 de julio de 2009

La Milagrosa


Revélame
tu destino,
deja que las
hormigas suban
por tu pierna
hasta mí,
como si fuera
ése nuestro
lenguaje.
He dejado
un camino
de imperdibles
y espinas de pez
por la misma
ruta donde
pasas. No
es filiación,
no es hiato,
sino écfrasis,
diluir cuerpos
en lo vulgar,
lugar común
como el aleteo
de la mariposa
contra el vidrio,
la calle, su
nominación
arquitectónica,
cuando toda yo
soy planos,
zonas de
aglomeración.
Revélame
en negativo,
muchacho frágil,
que apenas
el llanto de un crío
te estremece.
Noches
como ésta
deberían atornillarse
a su eterna
posibilidad. Yo
me abro ante ti
como una breva,
que será
mordida
por un santo.
Las heridas
de la madrugada
tienen forma
de estrellas. Si
sólo sangraras
y me dijeras
"éste que ves
soy yo", entonces
agua, que caiga agua
de las azoteas
y las ventanas,
que los perros
laman nuestros pies
y salgan las señoras
de sus casas espantando
pejesapos, pejetoros,
anémonas marinas
con su extraña luz.

2 comentarios:

  1. Es usted de las poetas vivas en castellano probablemente una de las que desprende un talento más arrollador.
    Y le digo esto aún a riesgo de sufrir de nuevo su detestabe afición por la censura.

    Genuflexión y beso en la mano o en el pie como corresponda y más le ponga a su santidad...

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  2. Yo que sepa, queridísimo Jon, nunca le he censurado, y transita libremente por los pasillos de este convento. La que se autocensura soy yo, y créame que sería más fácil soltarlo todo, pero debe ser este recato que me viene dado por mi condición, el disimulo propio de las mártires.

    Reciba un beso de

    GEMMA

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