sábado, 24 de julio de 2010

La Estampa


Yo no transo.
Soy todo lo que tú quieras
pero yo no transo,
ni hago espectáculo público
de mi honradez, de mi convicción,
de la falsa conciencia
que me hace mejor entre las estatuas
del santuario. No trafico
con hostias, ni me acerco
convenientemente al cardenal.
Soy todo lo que tú quieras,
pero no cacareo con palabras
copiadas de la Biblia -del profeta de turno-
ni ofrezco mi cabeza a Salomé
frente a los flashes del noticiero
o de la prensa rosa.
Me moriría de vergüenza
antes de asomarme a la pantalla,
y hacer aspaviento
de mi radical santidad, mi disidencia
conducida de la mano
de las vanidades.
No me vuelvo loca
por aparecer.
No y no. Yo no transo,
soy sólo una currante
que lee y escribe,
una simple mártir
presa en una estampa
a punto de arder.

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