jueves, 15 de octubre de 2009

La Trenza


No a la claridad.
No la claridad,
así como la luz
y su influencia
blanca, definida:
no la claridad, lo
redondo como
piedra pulida
de río, una gota
de agua, la tendencia
natural a la esfera,
cuando también
es posible en eso
ocultar: he estado
ausente, asimilada
en tierra arbórea,
su amarillo contra
negro, su entropía
húmeda, leyendo ávida
esas hojas y más,
poesía clara, indiscutible.
No la claridad: a veces
la desmaterialización,
sí a la desmaterialización,
hundir dedos en el humus,
bellotas caídas, lagunas
y patos azules -hunden
su cabeza en el hielo
extrayendo el nutriente,
musgo sin otra capacidad
que la de entregarse.
Así me entrego, desprovista
de forma, camuflada
contra el ramaje, no
hablando, no
explicando, parecida
a un nido, trenzada
con miles de filamentos.

3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. En la oscuridad no se ve nada. En la oscuridad sólo puedes ir tanteando con las manos para no chocar contra la pared.

    Ya carga el hombre a sus espaldas un peso sin color, comparable a la más completa oscuridad, como para decirle no a la luz que viene y va tan rápidamente.

    La luz es ver. Con los ojos abiertos, ver la luz que viene del sol. Con los ojos cerrados, la que viene del corazón.

    Y este comentario es el único arco iris que te puedo ofrecer en este momento, arco iris de palo sin duda alguna, aunque me gustaría poder darte uno de verdad.

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  3. Muchas gracias por tu arcoiris, de verdad.

    Gemma,
    la triste

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