lunes, 29 de noviembre de 2010

La Japonesa


Es necesario
irse.
Resulta crucial
poner un punto
aparte en la zona
más indigna de una,
porque una
es ninguna,
como versa el dicho
con sabiduría popular.
Dime, bonita, ¿nunca
te haz cansado
de estornudar
frente a un espejo,
regresar a las 5
de la mañana
con un ojo verde
y otro marrón,
buscando la lentilla
entre tu vergüenza,
tu amnesia,
empolvada como una
croqueta,
tarareando una canción
del karaoke japonés,
como cuando estuviste
en Tokio,
vestida de otaku,
en las avenidas luminosas,
entre los oficinistas
y su microchip?.
La verdad agobia.
La noche siempre
es una huida
hacia el barrio
oscuro y ruidoso
donde venden sopa
hasta el amanecer.

martes, 2 de noviembre de 2010

La Bruja


Qué es una espectro,
qué es una santa
encima de una escoba,
una vampira moderna
docta en teología
transitando por la democracia
inexistente del sexo,
boba, eso sí, boba,
pidiéndote el bombón,
para qué, a cambio de,
con qué consecuencias,
fácil como la técnica,
inserta en el grito,
bandshee de mal agüero
repitiéndome hasta más
no poder ni aguantar,
bruja, cerda, insana,
diablesa incolora,
folclórica y dramática
en medio de la tentación.
La ciudad fetichizada
en el pacto comercial
del miedo. Excusa
para maquillar el terror
con el terror falso
que lo anula.
No mentiré ni te diré
que no bailé como todas
en medio de la telaraña.
María Santísima
se apareció sobre una azucena
y nos arrojó los ojos
para escenificar su enfado.
Mentí por un segundo,
mama mía, no seas
así, por favor,
sé exactamente dónde
me encuentro metida.
Sé que es mentira.
Sé que morirá.
Sé que el espectáculo
me despellejará entera.
Déjame ser mala.
Déjame la crueldad.
Mira lo que tengo
escondido aquí.
Tengo una perra
sin bozal en el pecho.
¿La duda me hará
mejor en la derrota?
Mira los capitalistas
transformándome en chuche.
Hambre para qué,
en qué condiciones,
bajo qué amo.
Mira esta sangre
que encharca la acera.
¿Soy mejor
que tú y tus diáfanas?.
Toma y anda
a tomar por el saco,
virgen de mazapán,
encarnada en el amor.
Mira estos dientes.
Mira estas larvas,
estas togas góticas,
estos ojos negros
delineados en la traición.
Mira cómo me lo clavo.
¿No te gusta verlo?
Mira lo que ha hecho
la guarra de tu hija.