lunes, 29 de noviembre de 2010

La Japonesa


Es necesario
irse.
Resulta crucial
poner un punto
aparte en la zona
más indigna de una,
porque una
es ninguna,
como versa el dicho
con sabiduría popular.
Dime, bonita, ¿nunca
te haz cansado
de estornudar
frente a un espejo,
regresar a las 5
de la mañana
con un ojo verde
y otro marrón,
buscando la lentilla
entre tu vergüenza,
tu amnesia,
empolvada como una
croqueta,
tarareando una canción
del karaoke japonés,
como cuando estuviste
en Tokio,
vestida de otaku,
en las avenidas luminosas,
entre los oficinistas
y su microchip?.
La verdad agobia.
La noche siempre
es una huida
hacia el barrio
oscuro y ruidoso
donde venden sopa
hasta el amanecer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario