sábado, 18 de septiembre de 2010

La Cruel


Soy una guarra,
una dromedaria, roedora
de ristras, regidora
del arder, una rebelde
porque el mundo ríspido
me hizo así, Jeanette,
lo que tú me digas, bonita, robo
como todas, rasco la que más,
rezo y rujo, rodeada de ron,
realizada en rabear, redonda
rosa de perfume amargo.

( Eso. Eso. Pero subo y silbo
por la sanción, selecciono, y sé
que el sonambulismo, la suma,
la sacra santidad -o la sosa-
solemnidad me solazan, me suplen
en el siseo inútil del espacio, ¿sabes?
Sigilo, eso sí, en sigilo: simple
como un silabario, degestiva
como una sopa. Sola. Eso sí, sola ).

Soy una pérfida, prepotencia
pura, parafilósofa y parapoeta
petrificada por el paso, la pausa,
preceptos del poder, parsimonia
del pistolero: la pequeña posibilidad
de partir. Por eso aparto, pido
paz, paliza pido -al rapsoda-
y protesto cuando paran. Por favor,
perrito, pon mi prez en tu lugar,
una teta en tu perfecto
catálogo de pactos. Perdona
si me pierdo. Pero empezaste tú,
el otro pecho puse,
la persona no, el pie
clavado en el palo
que con otro palo hacen
cruz.

Soy cruel
y canto.

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