viernes, 11 de diciembre de 2009

La Frágil


Mis lectoras
que al fin de cuentas
son mis dos amigas
de toda la vida -la Drosófila
Melanogaster y la Danaus
Plexippus- me vinieron a visitar
para subirme el ánimo.
No me quieren fantasmagórica,
banshee de mala muerte, llorona
ay de mí llorona, llorona de azul,
celeste, que aunque mi vida cueste,
llorona, no dejaré de quererte, etc,
pero cantada por Chavela
Vargas, a quien adoro más
que a mí misma. Con todo
ese disco vinieron a posarse
mis mejores insectas
sobre la gema de mi corazón
trizada y magullada, enmohecida
como la madera de una casa
que fue barco. Vinieron ellas
para hacerme reír,
para que saliera de mi tumba,
para que me pintara los ojos
verdes, como el chile verde,
llorona, la boca roja como
el libro rojo de los valientes,
y me olvidara de aquél,
que me dijo fea, que me dijo falsa,
que me dijo frágil, que me dijo fétida
y todas las efes de un fuego atroz
que me consumió como a una golem
de paja, una espantapájaros fútil
pero con todos los pájaros adentro.

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