domingo, 14 de marzo de 2010

La Vieja


Volver a los diecisiete
decía Violeta Parra,
y se ha escrito tantas veces
el mismo poema, el regreso, el Uróboros
comiéndose en el inicio concreto
del retorno. Y no se trata
de escapismo, estimadas lectoras: es algo
tan simple como la evanescencia,
la calle y su pólvora, el restaurante
chino, su nombre traducido como
dragón o superfénix. Los coches
regresan a sus propios diecisietes,
las abuelas con sus carros de la compra
de vuelta al nacimiento,
los chavalines en las discotecas
tragándose la materia sintetizada de un ángel.
Ellos asisten a su infancia.
La chica que llora en el lavabo
regresa a su aliento una y otra vez.
Los inmigrantes con su anillo de luz,
los trabajadores retrocediendo a sus hipotecas,
todas las copias del top-manta
regresan a los oídos con su inanidad.
Solo yo sigo envejeciendo,
con esta sangre puesta en los labios,
solo yo sigo envejeciendo
con esta mirada que no cabe en su ojo.

3 comentarios:

  1. "Volver a los diecisiete".Viajar en el túnel del tiempo,escapar, el problema no es que me quito,que desaparece,sino con que me quedo. "Volver a los diecisiete".Es curioso,no sabía nada,no entendía la mayoría de las cosas, pero sentía que era muy lista.

    Un abrazo,guapa

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  2. magnífico, Gemmna.

    lo he subido a hank

    http://hankover.blogspot.com/2010/05/la-vieja-por-gemma-la-santa.html

    salud

    v

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  3. Ay, queridísimo V, me haz sacado del bostezo, y de los pañuelos transparentes con los cuales transito, levitando, las calles primaverales, por obra y gracia del curro y de la alergia. Hace tiempo que no otorgo dones, y te daré uno:

    el de la
    respiración.

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